miércoles, julio 23, 2008

miércoles

Recibí un mail de Aye, a propósito de Américo Riquelme. Y dice así:

Hola Chino,
gracias por las memorias de la casona. A todos nos falla la memoria y a medida que pasa el tiempo la casona crece y los recuerdos se hacen distintos, como con un poco de fantasía. La gran pava todavía anda por casa o por ahí. Lo mas impresionante fueron las lágrimas de vidrio que quedaron por todo el jardín, algunas podían reconocerse que en algún momento fueron las copas de cristal o el espejo grande del comedor.
Américo empezó a cobrar una jubilación y ahora se puso todos los dientes, así que tiene una sonrisa de caballo muy blanca. De todas manera todavía tiene ese pelo negro, aunque con más canas, y esa capacidad increíble de poner sobrenombres, como a Nico= pocosirve, a Mónica= tormenta o pajarita, según su estado de humor, a Dami= bronce.
Y bueno, de la casa quedan restos quemados, muy pocas fotos, un anillo de Susana, pero muchos recuerdos y partidos de futbol o hockey en ese pasillo abajo de las escaleras.
Saludos, Chino.
Te mando un abrazo grande.

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