*Siempre pensé a los miércoles como el día-punto de inflexión de la semana. Así como una vez que llega julio el año ya está muy cerca de su fin, lo mismo le pasa a la semana luego del miércoles. Los días, a partir de ahí, no se suceden, se tropiezan entre ellos. Y de repente es viernes a la tarde y ya está. Hasta el lunes. Hasta el miércoles. Hasta nunca.
*Por la mañana caminé tres cuadras a la par de uno de esos camiones que en la caja llevan kilos, montañas más bien, de huesos y carne; y que arriba de esas montañas van dos personas, sin remeras, que armados con machetes o hachas se encargan de trozar los huesos y la carne, y las astillas de vaca salpican para todos lados. Siempre me habían intrigado esos camiones: de dónde vienen, a dónde van, cuanta carne juntarán, qué harán con esos huesos; incluso me dieron ganas de sacarles muchas fotos y armar algo así como un ensayo, o filmar o algo. Hoy directamente me dio asco.
*Y sí, es miércoles, y me quedan dos días de trabajo. Y lo digo así, como al pasar. Pero es algo bastante importante. Después de exactos siete meses, faltan dos días para guardar todo en el bolso –todo significa una taza, un mate, una bombilla, una libreta, y por ahí me afano unas cajas de cedés, cosa que es bastante triste– e irme para no volver. Y viene con yapa: a las diecinueve horas sale de retiro el bondi que nos llevará hasta la chacra. Ahí, buscamos el auto, cargamos nuestras cosas, el colchón, los discos, las ollas, etcétera y salimos rumbo al sur. La idea es llegar a ushuaia. Bajar por la cuarenta, volver por la tres. Hacer el perímetro de la patagónia, todo. Hasta donde no haya más ruta.
*Me llega un mail que avisa que el siete de marzo sale a la calle el devedé “batigol, la historia de un goleador”. Y me acuerdo de lo tanto que odio a batistuta y su cara de chico bueno, de chico de barrio correcto, con su barbita y su gorrita, y encima su gran parecido con rodrigo, el compañero de la primaria que era el hijo de la vicedirectora y que era de la pampa y que le gustaban las mismas chicas que a mí, y tenía más éxito, claro, y si no, apelaba a la ayuda jerárquica que le brindaba su mamá.
*La vecina de computadora recibe un mail que dice: “amorsote, te quiero mucho, no?... ya no veo la hora de besarte todita.. te amo changuita de mi alma”. Yo leo desde atrás, disimulado, impune. Parece que se va a casar dentro de muy poco, y va a volver a su santiago natal. Y está bueno, porque me enteré que el plan de la jefa es rajarla lo antes posible.
*Va a llover.