jueves, enero 31, 2008

just married

Sí, aceptamos.

Ahora México.
Después contamos
y mostramos las fotos.

saludo desde el atrio.

jueves, enero 10, 2008

estación terminal

La lluvia repiqueteó con fuerza toda la noche en el techo de tejuelas de alerce. Mientras, el viento inflaba y desinflaba la casa, como si fuera un chico aburrido con un globo y nada más que hacer que soplar, parar, desinflar, volver a soplar.
Los días de sol fueron hace una semana. Ahí nos bronceamos y usamos malla y jugamos al fútbol y nos tiramos al río. Ahora no.
Están los fuegos prendidos y las cumbres de los cerros nevadas. Buscamos instrucciones de juegos de cartas, miramos tele, observamos a los perros, a los pájaros, al río.
Pasamos de los Beach Boys a Nick Drake, sin escalas.
El invierno está encantador esta noche.

miércoles, enero 09, 2008

señores padres

Madre busca algo en las cajas de su habitación y encuentra la carta que Padre envió a mi escuela, cuando en el primer mes de clases de mi primer grado en la escuela primaria, sin aviso ni advertencia las autoridades me sacaron sangre y otras cuestiones de índole higiénica y de salud pública. Reímos todos y nos preguntamos cómo pudo ser posible algo así.


(click para leer mejor)
(era en 1988, gosh)

¿miércoles? ¿jueves?

*Es así: en esta época del año no es fácil dar con el día de la semana en el que uno vive el aquí y el ahora. Hay que hacer un gran trabajo mental que consiste en retroceder hasta días/hitos, esos que por alguna razón quedan agendados en la memoria, algo así como "martes pasado... ah, sí, resaca: fue primero", y ahí sí, sumar días y armar semanas en la cabeza, darle forma a esta masa amorfa y flexible de horas y sensaciones, de asados y vinos y cerveza más conocida por todos como vacaciones.

*Ahora, después del cálculo puedo decir que hoy es miércoles. Que la lluvia cae oblicua y que los teros siguen haciendo el sonido ese que hacen (tero, tero) mientras se mojan impávidos. También puedo decir que la casa está en orden y que el 2008 llegó tranquilo, sin mucho espamento ni fuegos artificiales; que la perra negra sigue en celo y el pirata Morgan no desperdicia ocasión para empernársela para quedar luego abotonado, sufriendo el triste destino del macho reproductor: placer, dolor, abandono y volver a empezar. Ojo, tampoco me hago la víctima de nada, pero me gusta como suena.

*Fiebre. Eso fue hace tres noches. Noches que, deberían saber, recién comienzan a las 23 horas y 14 minutos: antes hay luz y vida diurna (el cambio de hora parece ser, a esta altura, el evento del 2007). Decía, fiebre. También diarrea, pero nadie quiere escuchar sobre ella.

*Fue raro, hasta bien pasado el mediodía me sentía bien, gracioso, dicharachero, y un par más de adjetivos calificativos favorables. Después no. Dolor de piel y de huesos y músculos, como una gripe potente. También escalofríos y temblores. Me duché y fui a la cama, Lu me hizo compañía. Leí un libro delirante que no ayudó mucho, y el termómetro sentenció: "tenés fiebre, chaval. No tanta, pero la suficiente como para que puedas tener algunos pensamientos flasheros, sueños extraños, y excusas para recibir amor sin culpa; disfrútala".

*Entonces pensé: "las montañas, al momento de decidir ser montañas, se sentaron y negociaron, con quien sea que negociaron, y dijeron: está bien, seremos montañas; seremos altas y rocosas y estaremos fijadas por el resto de los tiempos al lugar en el que ahora estamos, pero a cambio tendremos nuestros nombres, y ellos serán cortos y ágiles, y recorrerán el mundo en boca de los viajeros, y así estaremos bien". Abrí más los ojos -ya los tenía abiertos, no dormía- y pensé otra vez, pero algo distinto: "esto es brillante, es una vuelta de tuerca merlopontiana al dilema del estar fijas de las montañas y las cadenas rocosas de todo el mundo. Merezco el Nobel, o al menos una beca del Conicet".

*Entonces soñé: "una montaña, el pasto muy verde pero con un futuro inminente de secor amarillento, dos perros, calor, días de muchas horas, interminables, y la imagen deshaciendose en millones de píxeles, como lo hace la pantalla de la tele, gracias a la lluvia, gracias a directv, gracias a la vida".

*Entonces fui al baño; una y otra vez, hasta casi desaparecer y huir por el inodoro, con destino incierto, pero definitivamente acuático. Algo así me escribió Padre mientras yo estaba en Perú, hace ya muchos años: "me estoy yendo, chino, por el inodoro". Y yo lo leí literalmente y lo vi pasar por los caños blancos de pvc hasta entrar en el pozo ciego, ser transformado por los microbios que allí habitan y luego drenar hasta llegar hasta la napa de agua pura y entrar de lleno al río Epuyén, de ahí a Lago Puelo, de ahí al Pacífico, de ahí ya no sé más, pero es lejos.