domingo, julio 27, 2008

domingo

*Salieron ayer a la madrugada. Me desperté para despedirlos, eran las cuatro y media. Hacía bastante tiempo que no me despertaba tan temprano, o que no me acostaba tan tarde. Tomamos té. Esperamos. Llamaron: pinchamos la goma, la cambiamos y vamos. Dijimos: ¿será un mal augurio? Respondimos: no creemos en los malos augurios, no creemos en la mala suerte. Tomamos té. Miramos por la ventana: cómo el sol se dejaba adivinar hacia el este, cómo los pájaros que cantan a la mañana todavía dormían. Pusimos las manos en la panza, esperamos una patada. Escuchamos radio, AM, como si estuviésemos en Morón, haciendo tiempo en una remisería. Casi no hablamos. Dijimos: te voy a extrañar, aunque sea poco tiempo. Dijimos: yo también. Llamaron: estamos cerca, vayan bajando. Fuimos bajando. El auto arrancó por la calle vacía. Esperé en la puerta hasta que desapareció, como tragado por la oscuridad: la única luz, el rojo, el amarillo, el verde del semáforo de la esquina.

*Volví a la cama, enorme, ya fría. Dormí. Llamaron: estamos en Pehuajó, buscanos el dial de la radio. Desperté y prendí la computadora. Guglié. Busqué el dial de la radio. Volví a la cama, otra vez enorme, otra vez fría. El sol se adivinaba por entre las hendijas de la persiana. Teléfono: equivocado. Dormí. Pesadilla. Teléfono. Despertar completamente me llevó todo el día.

*Después, los mensajes: ahora Trenque Lauquen, ahora Santa Rosa, General Acha, General Roca, Neuquén, Piedra del Aguila. Allá pasan los kilómetros, acá las horas.

3 comentarios:

Julia dijo...

qué triste es cuando se van. mi novio es del sur y es esa la sensación q tengo cuando él viaja, el tiempo que corre para mí, las ciudades para él.
saludos!

lowfirocker dijo...

Chino: lo saco de un libro, una biografía de Cash. Lo que hago es editarlo un poco y traducirle las gallegadas. A veces le agrego alguna que otra frase, para que se entienda mejor.

Muy bueno este texto, voy a recorrer más el blog a ver qué encuentro

Saludos

miss japón dijo...

Chino, nunca lo dije hasta ahora pero es tiempo de confesarlo:
me gustaría tener esos imanes en mi heladera.