viernes, agosto 10, 2007

sábado

*Leyendo un blog lejano y en otro idioma me entero de la muerte de Lee Hazlewood. En el viaje al sur, hace ya unas semanas, lo escuchamos mucho mientras la ruta con sus rayas blancas y amarillas pasaba por debajo del auto. Lu manejaba, yo iba a su lado y miraba el horizonte; atrás, padre y lado b dormían y sus cabezas rebotaban de un lado a otro, como lo hacen esos perros que van adheridos al tablero de algunos taxis. Hablamos de Hazlewood y nos preguntamos por qué habrá sido tan poco famoso, siendo que tenía todo para el éxito: buena voz, excelentes canciones, y una linda partenaire, de nombre Nancy, de apellido Sinatra.

*La vida laboral amenaza con un giro importante: la revista dice ole y hace que cierra pero enseguida no, nada que ver, tiramos un rato más. Mientras dice ole y hace que cierra, tiro un par de puntas para no quedar en la nada. Una punta sacude la tanza y comienzo a tantear la situación. Nunca fui muy amigo de la pesca, pero con haber acompañado a mi amigo Nico a pescar al río Chubut, y con esa película con Kevin Costner, me alcanza. Es un pez mediano, luchador. No hay que traerlo de una, hay que hacer que se canse, que quiera venir. El bote se sacude y el sol del mediodía da de lleno en la nuca. Y no traje gorra. Cuestión: termino escribiendo por un sueño; buscando gatos perdidos en el estudio del cabezón.

*Una vez me meó un perro. Fue en pueblo gris del Maitén. Era la fiesta del tren a vapor y yo estaba de mal humor y cansado y me acosté bajo un poste de luz, o tal vez era un árbol. Tal vez me dormí unos minutos, o cerré los ojos: recuerdo el polvo, las canciones folclóricas que se repiten como un mantra en esas fiestas, el sorteo del bingo, el polvo otra vez. Después, un perro de gran porte, o al menos así lo vi desde abajo, acomodó sus cuatro patas y, levantando la de atrás a la derecha, me regó íntegro. Apenas me tocaron las gotas de orín se activó el llanto. En el aire quedó flotando, por un rato, el olor, la verguenza, la perplejidad, el polvo. No hablé de esto por muchos años.

*En la película hay una frase que me gusta mucho:
-¿viviste toda tu vida acá? -pregunta ella.
-no todavía -responde él.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

gatos?
estudio?
cabezón?

qué onda?
no se entiende nada, flaco.

nicoleta dijo...

Yo lo adoré, y por él amé a Nancy. Exijo homenaje.