miércoles, marzo 05, 2008

coirón


*Se llamaba así, como el pasto seco que se peina con el viento de la estepa. Alguna vez fue joven y arisco, o mejor: el más joven y el más arisco. Agarrarlo era una proeza épica y se necesitaban varios de los mejores arrieros. Le decían Houdini, o le podrían haber dicho de esa manera: podía estar encerrado en un rincón del corral, rodeado de cinco personas con los brazos extendidos para parecer más, y sin embargo.

*A mí me tiró más de una vez. Y en otra ocasión tuve que saltar en pleno galope, y caí en un charco. Ibamos Migui y yo, él en Inacayal, yo en Coirón. En silencio, a la velocidad de dos caballos veloces nos miramos y planificamos el salto, había que hacerlo antes de llegar al ripio. Saltamos. Lleno de barro y con la nariz sangrando juré que nunca más iba a volver a cabalgar. La promesa duró menos que el dolor de nariz y el orgullo mancillado.

*Coirón era la base de realidad en nuestro far west a escala. A él le poníamos el freno y la montura y después el rifle de madera y recién ahí nos subíamos, no sin la ayuda de un tronco. Una vez arriba, cabalgábamos hacia el poniente, con la sombra del sombrero de ala ancha oscureciéndonos la mirada.

*Padre lo buscó en El Maitén cuando todavía era un potrillo -Coirón, no él; o los dos, no sé-. Después fueron desde Bariloche a la chacra, en la época del año en que las nieves empiezan a bajar de las alturas. En ese viaje esquió con el caballo, y también conoció al diablo, que habitaba en una cabaña de madera en alguna montaña perdida.

*Era bueno con los chicos y malos con los grandes, como corresponde. Por nosotros se dejaba agarrar, simulaba escapar y más tarde se hacía el atrapado sin salida. Le podíamos poner la montura y el freno casi sin problemas. Era atento con Martín y no le tenía miedo a la silla de ruedas.

*Coirón vivió unos treinta años, mucho para un caballo, y casi todos con nosotros. Coirón murió el primero de marzo, en el cuadro de la avena, lejos de los demás caballos, viejo, cansado, orgulloso. Alguien puso una flor roja sobre su lomo.

2 comentarios:

Sunshine dijo...

Un par de comentarios por los dos nuevos post:

Te felicito por el festejo de cinco días. Al amor hay que celebrarlo coomo corresponde, sin noción del tiempo.
Me da mucha pena lo de Cooper, era muy bonito. Igual en tu chacra tenés a Ramona que ronronea mucho.
Lo que escribiste sobre tu caballo... me hizo escapar una lagrimita.

Me alegra que la haya pasado tan bien, espero verte pronto, que este finde es mi cumple y estás invitado, si es que andás por os pagos porteños.

Muchos besos Chino!

Acercandra dijo...

Para otra vida me pido -aparte de ser cantante brasileña o violoncellista vivir en el sur y montar a caballo.
Me gustan tus relatos