El paso del tiempo no es el continuo y desesperante avanzar de las horas y el viento -sucundún sucundún-, ni el sucederse de los minutos ni de los días ni de los meses, ni siquiera los años, los lustros, las décadas, los siglos. El paso del tiempo es prender el último fósforo de una caja de fragata de cuatrocientos; el paso del tiempo es sentarse en el inodoro con un libro y mirar con resignación los últimos centímetros de un rollo de papel higiénico que supo tener veinte metros y cinco compañeros de paquete. El paso del tiempo es cortarse las uñas y no saber cuándo fue que crecieron, el paso del tiempo es el polvo acumulado arriba de la mesa de luz donde descansan las revistas que alguna vez te interesaron.
El paso del tiempo es, también, que mi té ya se haya enfriado, que en pocos minutos me tenga que ir y la esforzada tarea de los peones que en la terraza del vecino planifican cómo tirar abajo una enredadera que vaya si le había llevado tiempo treparse hasta ahí.
6 comentarios:
una beleza, una beleza hay en tí...
clap clap clap, F.
El paso del tiempo es ver como un grupo de 10 hombres intentan ponerse de acuerdo para jugar un partido de fútbol y que nunca se puedan poner de acuerdo...
Y después somos nosotras las que damos vueltas! jajaja
Me gustó expecialmente lo del papel higiénico... Nunca entiendo porque se termina en el momento en que más lo necesitamos.
Salutes!
lindo.
bravo.
el viernes que viene toca battles en niceto, chequealos en you tube. son exelentes.
juan
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