jueves, junio 13, 2013

jueves

En una fuente llena de animales muertos y plantas acuáticas en un castillo abandonado, ahí en el fondo, con barro y sedimento cubriendo el estuche, encuentro nuestra cámara de fotos. La cámara que teníamos hasta recién en nuestras manos. Le digo a Lu: ¿qué hace nuestra cámara ahí? Y meto la mano, entre zorrinos y serpientes estáticas, hinchadas, y llego hasta la cámara. La abro y es la nuestra. Miro las fotos y se las muestro a Lu: ¿cuándo pasó esto? ¿por qué tenemos cara de asustados?
Pasa un rato hasta que nos damos cuenta de que las fotos son de situaciones que todavía no sucedieron. Y que falta poco para que lo hagan.

Antes, sueño con una ciudad de Buenos Aires arruinada, y una función de ópera al aire libre que hacía más tangible la decadencia. Están Macri y Edgardo Mocca. Hay una parte de la ciudad con la que sueño siempre, que tiene como un túnel subfluvial y varios edificios altos, separados entre sí por un patio de cemento que se parecen a unos edificios que fui una vez, en el que vivía una compañera de la facultad, en avenida La Plata y algo, por allá lejos. Hay autos de carreras y semáforos y una banda de dieciseis músicos que tocan una música extraña, aunque yo sólo tengo ojos para la señora que toca el xilofón.

1 comentario:

entregaenmedias dijo...

me imaginé esa ciudad
que bueno el túnel subfluvial revestido en el interior con azulejos que pasan volando por la ventana y el cuadriculado se empieza a ondular al ritmo de las llantas del cole

saludos