martes, agosto 04, 2009

martes

Juan tenía hasta las dos de la tarde del día cinco de agosto de dosmilnueve para aprender a despedirse haciendo chau con un brazo: moviéndolo de un lado hacia el otro como un limpiaparabrisa desquiciado en una noche de tormenta, mientras en la cara sonrisa y cachetes fruncidos y no saber bien qué significa todo esto pero lo hago porque lo aprendí. No hizo falta llegar hasta el deadline. Ayer, pero poco antes también, empezó con los movimientos. Primero, estirar el brazo, después, agitarlo sin control. Después, girar las manos. Después, asociar este movimiento al vocablo chau. Después, hacerlo todo el tiempo. Después, reir. Después, volver a empezar.
*
Mañana, cinco de agosto de dosmilnueve, a las dos de la tarde, Juan va a hacer chau mientras avanza en los brazos de Lu por la sala ascéptica y blanca del aeropuerto de Bariloche, rumbo al avión. La voz va a anunciar vuelos que llegan y otros que salen. Los brasileños van a gritar y mirar las montañas. El lago va a reflejar un sol amarillo. El viento va a soplar invisible y sólo se hará presente en árboles doblados, bolsas de basura que vuelan. Lu y Juan van a subir las escaleras, desaparecer en una manga de plástico. Juan me va a saludar.

5 comentarios:

Julia dijo...

Ehhhh!! Me imaginé que ibas a tener q viajar! Llegás?

Anónimo dijo...

Me parece que viajan Lu y Juan.
Vos chino te quedás, nomás?
Una pena.

fh dijo...

y... saludó?

f.

didnt got your mail.

fh dijo...

didnt get. havent got. estoy refrescando mi inglés.

Lautrec dijo...

que gracioso, no lo habia leido. Juanito aun esta a salvo de la cocodrilez! Abrazo chino

Pd: Nadie duda por los barrios de chaca, nuñez, saav, de que la ausencia de Fr. Houseman malhirio los encuentros fuboleros.