viernes, septiembre 26, 2008

viernes

*Ayer me vi regresar. O fue antes de ayer, no importa. Me vi allá, con los zapatos embarrados, con las manos curtidas y el pelo volado por el viento. Vi el sol y el cielo celeste, vi una nube sobre el Pirque, vi el río correr hacia abajo sin detenerse por nada, vi una trucha saltar y quedar detenida en el aire. Vi nuestra casa y un árbol florecido: era un cerezo o un almendro, o eran los dos. Vi un hijo rubio y despeinado caminar rodeado de perros, con una mamadera vacía en una mano, y un juguete en la otra. Vi un tero, vi una bandurria. Nos vi a los tres podar un arándano en silencio, hacer un pozo con pala corazón, levantar la azada con precisión y sin esfuerzo. Nos vi sudar y limpiar el sudor con el brazo, nos escuché hablar de tantas cosas, mirando el río, el Pirque, el sol, el tero, los perros, el hijo.
Me vi entrar a la casa de pisos de madera y dejar los zapatos afuera. Me vi sentado en la reposera, pensando. Me vi escribir esto desde un escritorio vacío, con un dibujo de hijo como único adorno. Desde allí arriba escuché los ruidos de una casa habitada.

5 comentarios:

nylon dijo...

che,

qué lindo

Sunshine dijo...

Lo hermoso de los simple. Ojalá se te cumpla Chino... Beso

Anónimo dijo...

que lindo mano, asi sera entonces

miss japón dijo...

El más lindo de todos este.
Internet es demasiado tirana (o tirano, no sé) y no se sabe qué te espera mañana. Yo propongo, entonces, mantener todo esto en un soporte menos efímero que el blog.
Si todo esto no está manuscrito en un cuaderno, ya empezamos la moción para hacer el libro del chino. Juan no puede perderse todos estos escritos.

polache dijo...

efimero is nothing
efimero is everything,

¡agarrá la manito!