Hay una pregunta que siempre me desubica. Una pregunta que por más que tenga miles de respuestas posibles –algunas divertidas, otras ocurrentes, varias esnobs– nunca puedo responder como a mí me gustaría. La pregunta es "qué música te gusta". La respuesta: "eh, no sé, de todo un poco" o "no sé bien qué es lo que me gusta pero sí lo que me disgusta" o "en este momento estoy escuchando mucho a X" o "aguante la cumbia, papá".
Entonces se me ocurrió construir mi casa musical: un lugar vivo, como toda casa –mutante, en cambio constante, aunque con cimientos bien firmes–, donde habiten mis elecciones afectivas y mis preferencias musicales. Mis discos favoritos, pero también las bandas y los solistas, mis canciones y los recuerdos de canciones que nunca más volví a escuchar. Y más: secretos inconfesables –irán a parar al sótano, o colgarán como esos cuadros feos que juntan polvo en una pared–, novedades discográficas que entran por la puerta como podría entrar todos los días un diario que lanza con fuerza un canillita de película, mientras pedalea por el suburbio, y salen al otro día por la chimenea ya en la forma amorfa y definitiva del humo azulado que es marca de fuego que es marca de frío; canciones de esas que se pegan en una sala de espera o en un taxi y que después se van sin despedirse. Y también: el bombón asesino.
La casa:
-Cuatro pilares que sostienen toda la estructura: Paul, John, George y Ringo. En ese orden, en ese progreso.
-Un piso de Bob Dylan.
-Cuatro columnas que van desde el piso al techo: Leonard Cohen, Nick Cave, Johnny Cash y David Bowie.
-La puerta de entrada: Beck; la puerta de salida, Pulp.
-La cocina: Caetano Veloso.
-El living: The Coral, Pink Floyd y los Red Hot Chilli Peppers, diferentes momentos conviviendo en un mismo espacio. La chimenea está prendida y es The Kinks.
-El comedor: Morphine y Belle & Sebastian.
-El lavadero: Illya Kuryaki. Está atrás, escondido y con las paredes agrietadas por la humedad, pero nos hacemos cargo.
-Un baño: Patti Smith, mientras grito en la ducha.
-El cuarto de juegos: Yo La Tengo, Rufus Wainwright y Matthew Herbert.
-El jardín de invierno: Sui Generis con un ficus, un potus y una silla reposera que se hamaca sola.
-El primer piso: habitaciones con Gomez y The Beta Band.
-Otro baño: La máquina de hacer pájaros y Opa.
-El sótano: Velvet Underground. Pero ahí se guardan los restos de Queen, Molotov y Sublime.
-El jardín: Bob Marley, Nick Drake, Portishead y Jollie Holland, según la estación: verano, otoño, invierno, primavera y otra vez verano.
-El patio trasero: Ramones y Babasónicos, compartiendo el poco sol que entra con Oasis.
-La decoración a cargo de las chicas: Laurie Anderson es las paredes barnizadas y cálidas, Sinead O'Connor –antes de "Nothing Compares To You"– es las cortinas, Edie Brickell la alfombra suave al tacto, limpia y de colores brillantes, PJ Harvey las ventanas amplias y con vidrios sin polvo, Bjork el desodorante de ambiente.
-El techo: Nancy Sinatra con su infatigable compañero de caminos de polvo Lee Hazlewood.
-Una ventana por la que entra sol es M. Ward.
-Blur es otra ventana, Gorillaz una claraboya.
-Alguien haciendo orden es Serrat y Mercedes Sosa: hay que sacarlo todo afuera como la primavera.
-Una luz prendida en el medio de la noche es Massive Attack.
-Supergrass es los ecos de las risas que hay en los rincones: recuerdos de fiestas, etc. Lo mismo Manu Chao y Mano Negra.
-Cat Power es el bar: hay whiskey.
-Radiohead y The Verve son la resaca del día después. Además, llueve y es invierno.
-Las fotos que cuelgan, recuerdo de vidas pasadas: REM, Flaming Lips, Cocteau Twins, la banda de sonido de Azul profundo, Mark Lanegan.
-Spinetta es el ruido de la heladera que arrulla por las noches.
-El motor del auto que arranca por la mañana es Led Zeppelin.
-La noche es Ry Cooder con Paris Texas. La noche es Elvis. La noche es Richard Hawley. La noche es larga.
7 comentarios:
muy bueno eh,
neil young podría ser una quinta columna.
paris texas está en un cassette en el auto para ir de vacaciones a un pueblo en el que nunca estuviste
un pueblo con arena y sol, a cagar.
maría elena walsh te golpea la puerta. creo que toma mate ahí junto a las frambuesas. ¿o ella no estaba?
Muy bueno! Creo q mi cajita musical seria mucho más chiquita, con buenos cimientos y columnas a las q seria imposible derribar... pero siempre dispuesta a abrile la puerta a culquier invitado.
Saludos.
buenísima casa!
La pregunta ¿qué música escuchás? es terrible. Te rri ble.
Su contestación me pareció genial, brillante, F., aunque -tal como la alta costura- poco práctica a la hora de usarla en la calle, esperando el 132.
Tendremos que pensar una respuesta acotada que resuma/transmita a todos los habitantes de esa magnífica casa.
Saludos,
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