"Luego de un comienzo de semana esperanzador en lo que a rutinas laborales respecta, el día de hoy, con su mañana, su tarde y, ahora y de a poco, su noche o anochecer, fue como un manto de piedad, un balde de agua fría, una pinchada de gomas en la autopista, un.
Dormimos hasta tarde, tal vez fue eso. Dejé el celular en silencio y cuando despertamos, más cerca de las once que de las diez, tenía tres mensajes guardados e igual cantidad de llamadas perdidas. Ninguna era tan importante.
Luego fue el desayuno. Miento: mientras Lu se lavaba los dientes yo hice la cama, tarea que cada día encuentro más fascinante; últimamente lo que hago es intentar armarla sin sacar ni ubicar en otro espacio todos los ingredientes, es decir, mantas, almohadas, sábanas.
El desayuno vino después, y fue té con galletitas con mendicrim y miel. La miel se cristalizó por el frío y da la sensación de tener mejor gusto, además de que es más fácil para untar. Charlamos algunas cosas vagas: recuerdo de sueños -siempre es aburrido escuchar el sueño de los demás-, planes para el resto del día, el menú del mediodía, el de la noche.
Cociné una tortilla de papas. Debo decir, modestia aparte, que me salió de la hostia. Aunque el trabajo que llevó su preparación no sé si vale la pena. Lu ayudó, pero lo feo fue freír las papas, y dar cuenta de la cantidad de aceite que estábamos a punto de ingerir. Por suerte nos engañamos con la ensalada de lechugas, y cuando ponemos limón en lugar de vinagre o aceto, creemos que eso purga todo y listo, somos gente sana y saludable.
Lu se fue después de comer. Poco antes observamos preocupados el tamaño y el color de mis hongos del cuello: Lu planea decirme fungui, pero como todos los sobrenombres que no son espontáneos dudo que prenda en el imaginario popular. Los mejores sobrenombres, esos pensados por horas, se evaporan en minutos. A Santi le quise decir Fatman mucho tiempo, ¿y qué quedó? Nada. En cambio, Terry Escabio a Terry Jones, fue espontáneo, una chispa de lucidez en una tarde de borrachera. Esos son los que valen. Hace poco leí que a alguien le decían Japonés, por sus ojos rasgados. Otra hubiese sido la historia si Lali, en ese arranque de ira contra su infante, me hubiese gritado "Japonés del orto". Creo que el sobrenombre Japo tiene toda la onda del mundo.
Hay días que me imagino caminando con hijito Juan por la calle, y él, rubio, con pelo despeinado, se distrae por cualquier cosa y yo le digo, dale muñeco, apurate. Muñeco. Me gusta como suena. Pero dudo que prenda. Mientras no le digamos juancho, todo bien.
Lu se fue, y quedé solo, a la buena de dios o de quien sea. En la ventana se escuchaba una lluvia intermitente, o más bien, el ruido del agua y las hojas de las plantas cuando se encuentran. No salí afuera.
Ahora se despejó, y la tele dice que hacen como 20 grados. Parece que tenemos planes de ir al teatro. Está bueno, salir un toque. No laburé nada, y me da algo de culpa. Tampoco leí ni hice algún trabajo importante. Deambulé, tomé un mate que me dejó un tanto chapa, comí tostadas con mendicrim y dulce de arándanos. Comemos tres potes de mendicrim por mes, es un número importante".
Lo anterior es un mail que le mandé a hermano Fermín un día cualquiera de julio de hace dos años, cuando todavía vivíamos allá, cuando todavía no había nacido Juan. Lo encontré buscando no sé qué cosa. El mail no dice nada fuera de lo comun ni nada brillante ni nada de nada. Pero lo leí y enseguida me sonó parecido al "Diario de la beca", el prólogo de La novela luminosa, de Levrero. El parecido, no hay ni que aclararlo, no está en cómo está escrito ni en lo que dice. Está, me parece, en el aburrimiento, en lo rutinario de la rutina. Y es loco poder recordar, mediante la lectura, un día cualquiera, un día aburrido sin nada en particular ni extraordinario, que sin embargo quedó ahí, fijado por la escritura.
2 comentarios:
Me encantó, Chino. Lo loco de estas cosas guardadas en el pasado, es ver cómo relatan este presente. Como si habláramos del futuro mirando una bola de cristal y saber lo q va a suceder. Se entiende lo q digo? Me pasa, me pasa seguido.
Saludos!
A veces la rutina luminosa nos da mucha letra! =)
El muñeco es pelirojo.
Y como camina.
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