" Hillary camina de una lado al otro de la habitación. Arrastra tras sus pies la bata blanca y mullida y deja en el aire su perfume y su preocupación.
-¿Podés tranquilizarte? -pregunta y afirma a la vez Bill, recostado en la cama y sin sacarle los ojos de encima al libro. Es un libro grande y de tapas coloridas: de las típicas autobiografías que le gusta leer.
-No, no puedo.
-Quedate tranquila Hill, todo va a estar bien. Es cuestión de tiempo -le dice Bill mientras pasa de página.
-No, esto es grande. No va a pasar, van a rodar cabezas -grita Hillary y el ojo derecho le tiembla y se llena de lágrimas.
-Cariño, esto también pasará. Recuerda que yo me garché a una becaria en el salón oval y...
Hillary, en una crisis nerviosa, le saca a Bill el libro de sus manos y lo tira hacia la ventana, rompe el vidrio y una alarma empieza a sonar.
Cuando alguien logra por fin apagarla, Hillary ya duerme el sueño del alplax abrazada a su marido."
No hay comentarios.:
Publicar un comentario