La lluvia repiqueteó con fuerza toda la noche en el techo de tejuelas de alerce. Mientras, el viento inflaba y desinflaba la casa, como si fuera un chico aburrido con un globo y nada más que hacer que soplar, parar, desinflar, volver a soplar.
Los días de sol fueron hace una semana. Ahí nos bronceamos y usamos malla y jugamos al fútbol y nos tiramos al río. Ahora no.
Están los fuegos prendidos y las cumbres de los cerros nevadas. Buscamos instrucciones de juegos de cartas, miramos tele, observamos a los perros, a los pájaros, al río.
Pasamos de los Beach Boys a Nick Drake, sin escalas.
El invierno está encantador esta noche.
1 comentario:
Acá también llueve, del otro lado del mundo.
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